Resumen de Las Memorias de Sherlock Holmes

En este artículo podrás descargar el cuarto libro de Arthur C. Doyle sobre su gran detective. Puedes descargarlo en PDF y en ePUB. Además hemos preparado un resumen separado en capítulos. En mucho menos texto que el original, podrás comprender todas las pistas de cada caso, su desenlace y el porqué de todo. También podrás descargar este resumen en formato PDF.


Resumen de Estrella de Plata

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La historia de Estrella de Plata comienza con Sherlock Holmes admitiendo que ha cometido un error. El detective había recibido el encargo de investigar la desaparición del caballo de carreras campeón, Silver Blaze (Estrella de Plata), y el asesinato de su entrenador, John Straker; se habían recibido telegramas tanto del coronel Ross, propietario de Silver Blaze, como del inspector Gregory, de Scotland Yard.

Ross está más preocupado por la desaparición del caballo que por el asesinato de su entrenador. Era el favorito para la importante Copa Wessex, una competición con un premio en metálico asociado.

El error de Holmes se debe a que no había actuado en base a los telegramas, creyendo que el famoso caballo sería recuperado pronto, y su secuestrador identificado como el asesino. Sin embargo, habían transcurrido dos días sin novedades, por lo que Holmes y Watson se dirigen a King's Pyland, en Dartmoor.

Holmes expone los hechos conocidos. Con tanto dinero en juego para Silver Blaze, se tomaron precauciones adicionales en los establos del Coronel Ross. El entrenador, John Straker, era asociado de Ross desde hacía mucho tiempo, tanto como jinete como entrenador, y se confiaba en él y en los tres muchachos.

Uno de los vecinos más cercanos a King's Pyland era un establo rival de Lord Backwater, pero casi todo alrededor era tierra de páramo desolada.

La noche en que se cometió el crimen, uno de los muchachos, Ned Hunter, estaba de guardia, mientras el resto de la familia cenaba en la casa. La criada, Edith Baxter, llevaba la comida al terreno, cuando fue recibida por un corredor de apuestas, que intentaba obtener información sobre Silver Blaze y los otros caballos de las cuadras. Ned Hunter echó al corredor de apuestas, pero la situación dejó a John Straker inquieto.

Más tarde, esa misma noche, John Straker saldría de la casa, en contra de los deseos de su esposa, para comprobar el estado de Silver Blaze, y no se volvería a ver al entrenador con vida.

A la mañana siguiente se encontró el cuerpo de John Straker a un ¼ de milla de los establos, con la cabeza aplastada por un fuerte golpe y una profunda herida en el muslo. En su mano Straker tenía un pequeño cuchillo, y estaba agarrado a un corbatín rojo y negro.

También se descubrió que Ned Hunter había sido drogado durante la noche, por un opiáceo echado en su cena. Sin embargo, no había rastro del caballo desaparecido.

Al llegar a Cartmoor, Watson y Holmes descubren que el inspector Gregory ha detenido al corredor de apuestas, un hombre llamado Fitzroy Simpson, ya que el corbatín descubierto era suyo, y el corredor era conocido por llevar un bastón con peso que podía infligir el golpe mortal a Straker. Al parecer, Simpson fue descubierto por Straker cuando intentaba robar el caballo, con consecuencias mortales; la herida en el muslo de Straker se cree ahora autoinfligida, causada por una convulsión cuando se administró el golpe mortal.

Holmes ofrece sugerencias de por qué Simpson podría no ser culpable, pero no hay nada aparentemente concreto para superar las pruebas presentadas.

Holmes comienza a examinar las pruebas físicas y descubre que el cuchillo que Straker había sostenido era un bisturí de cataratas. Extrañamente, entre los papeles de Straker, Holmes también descubre un recibo de sombrerero dirigido a William Derbyshire, un amigo de Straker. Holmes examina entonces las pruebas en el terreno donde Straker fue asesinado.

Holmes parece confiar en que ha resuelto el caso, e incluso puede recuperar el caballo desaparecido, y anima al coronel Ross a mantener el nombre de Silver Blaze en la lista de candidatos a la Copa de Wessex.

Holmes y Watson parten solos por el páramo, Holmes deduce que el único lugar donde podría estar un caballo de carreras es en un establo de carreras, y como no está en King's Ryland, debe estar en el establo rival. Holmes acaba descubriendo pistas que respaldan esta hipótesis.

En la cuadra se encuentran con el entrenador rival, Silas Brown, y en cuestión de minutos Holmes consigue que el combativo entrenador cumpla dócilmente sus deseos; aunque Holmes no informa a Watson de cuáles eran esos deseos. Sin embargo, es evidente que Silas Brown tenía a Silver Blaze escondido en los establos, aunque Holmes está convencido de que el domador no tuvo nada que ver con su desaparición inicial.

Holmes y Watson regresan a King's Ryland, pero Holmes no informa al coronel Ross ni a Gregory de los acontecimientos, y se limita a pedir una foto de John Straker. Al salir de Dartmoor, Holmes también descubre el hecho aparentemente aleatorio de que algunas ovejas han quedado cojas recientemente. Gregory se interesa ahora más por lo que está haciendo Holmes, y éste le señala lo extraño de la actitud del perro del establo. Gregory se queda perplejo al saber que el perro no había hecho nada por alertar de ningún intruso.

Unos días más tarde se va a correr la Copa de Wessex, y el coronel Ross está ansioso y enfadado, ya que sigue sin caballo. Holmes sigue sin explicarlo todo, pero señala que el caballo de Ross está en la carrera, aunque Ross está convencido de que el caballo identificado como Silver Blaze no es su caballo. Por supuesto, Silver Blaze gana la carrera, y Holmes muestra entonces cómo se han tapado las manchas de su pelaje.

Ross está ahora arrepentido y feliz, y ahora Holmes puede explicarlo todo, fue Silver Blaze quien mató a John Straker. A pesar de ser de confianza, Straker había conspirado contra su patrón, y había tratado de dejar cojo a Silver Blaze cortándolo con el bisturí de cataratas, algo que había practicado con ovejas de antemano. Cuando Straker se había agachado para infligir la herida, el caballo había lanzado una coz, matando al domador y dejándolo suelto en el páramo.

Había sido Straker quien había drogado a su mozo de cuadra, y luego había sacado al caballo para que hiciera el trabajo; y, por supuesto, el perro de la cuadra no había ladrado, ya que era su dueño el que estaba despierto esa noche.

Straker había llevado una doble vida como Derbyshire, con una segunda esposa, y estaba muy endeudado debido a los gustos caros de esta segunda esposa.

Ross pregunta dónde estuvo el caballo después de que se escapara, pero Holmes no revela la participación del establo rival en la desaparición, y el coronel Ross no insiste en ello.

Resumen de La Caja de Cartón

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La aventura de la Caja de Cartón comienza con Holmes y Watson en sus habitaciones de Baker Street. Sin embargo, Holmes muestra su capacidad de deducción leyendo aparentemente la mente del Dr. Watson, en lo que respecta a la resolución de una disputa entre el General Gordon y Henry Ward Beecher. Watson está, por supuesto, asombrado, aunque la explicación de los acontecimientos por parte de Holmes hace que parezca una tarea sencilla.

Holmes está mucho más interesado en un pequeño artículo de uno de los periódicos londinenses; el artículo habla de la recepción por parte de la señorita Susan Cushing, una solterona de 50 años de Cross Street, Croydon, de un paquete que contiene dos orejas cortadas envasadas en sal.

El inspector Lestrade ya estaba en el caso, pero acude al 221B de Baker Street para consultar a Sherlock Holmes.

Lestrade ya ha llegado a sus propias conclusiones, pues parece que años antes, Susan Cushing había tenido a tres estudiantes de medicina alojados con ella, pero se había visto obligada a echarlos por su comportamiento. Uno de estos estudiantes había venido de Belfast, y el hecho de que el paquete haya sido enviado desde allí, le parece concluyente a Lestrade.

Holmes y Watson viajan a Croydon para reunirse con Lestrade, y los tres se reúnen con la señorita Susan Cushing; y Holmes consigue examinar el paquete y las orejas por primera vez. Holmes ya está conjeturando que se trata de un crimen más grave que una broma de estudiantes de medicina.

Las orejas resultan ser de un hombre y una mujer, y el hecho de que estén envasadas en sal indica que se trata de un profesional no médico. El paquete también es revelador, ya que la escritura está en la mano de alguien con menos educación que un estudiante de medicina, de hecho, el atado del nudo indicaría que lo ha hecho un marinero.

Lestrade no está convencido de que haya un elemento siniestro en el paquete, ya que Sarah Cushing ha llevado una vida carente de incidentes; sin embargo, Holmes está convencido de que los dueños de las orejas han sido asesinados.

Unas simples preguntas a Susan Cushing proporcionan todas las respuestas que Holmes necesita para resolver el caso; aunque para entonces Lestrade ha regresado a Scotland Yard. Susan Cushing tiene dos hermanas, Mary y Sarah.

Mary está casada con un camarero de barco, Jim Bronwer, y la pareja se había trasladado a Liverpool por el trabajo de él. Sarah había vivido brevemente con ellos, pero era conocida por su carácter entrometido, por lo que había vuelto a vivir con Susan, aunque posteriormente se había mudado del domicilio de Croydon.

Holmes y Watson parten para poder visitar a Sarah Cushing, aunque por el camino Holmes envía un telegrama. Al llegar a casa de Sarah Cushing, la pareja encuentra a la hermana enferma de fiebre y no puede verla.

Sin embargo, Holmes no se siente decepcionado y, de hecho, se alegra cuando recibe la respuesta de un telegrama y proporciona a Lestrade la identidad del criminal. Holmes deja a Lestrade que lo detenga.

A continuación, Holmes explica el caso a Watson, aunque éste también ha llegado a la conclusión de que es Jim Browner a quien busca ahora Lestrade. Holmes está convencido de que una oreja pertenecía a Mary Cushing y la otra a su amante. El destinatario del paquete había sido Sarah Cushing, y no Susan; Jim Browner, sin embargo, no sabía que la hermana se había mudado. Sin embargo, Sarah Cushing se había dado cuenta de la importancia del paquete entregado a su hermana, y la había hecho enfermar. El parecido familiar de las orejas, y el nudo marinero, había sido todo lo que Holmes había necesitado para resolver el caso.

A Lestrade le resultó sencillo arrestar a Jim Browner cuando el May Day atracó en Londres, y el marido de Mary Cushing se entregó inmediatamente y confesó de buen grado su crimen.

Parece que Mary y Jim habían sido relativamente felices casados hasta que Sarah Cushing empezó a interferir; Sarah Cushing parecía estar enamorada de Jim Browner. Jim no cedía a las insinuaciones de Sarah, por lo que ella había empezado a poner a Mary en contra de su marido, y esto había llevado a Browner a empezar a beber en exceso.

Mary se había juntado con un hombre llamado Alex Fairbaim, y cuando Browner había descubierto el asunto, había amenazado con enviar la oreja de Fairbaim a Sarah. En ese momento, Sarah había regresado a Londres, y Mary y Jim volvían a ser aparentemente felices.

Un día, sin embargo, Jim había obtenido un permiso inesperado en su barco, pero al regresar a su casa había encontrado a Mary con Fairbaim de nuevo. Jim Browner había seguido a la pareja hasta un lago, y allí, el mayordomo del barco había matado a su mujer y a su amante. Las orejas habían sido cortadas y enviadas por correo, tal y como Jim Browner había prometido.

Sin embargo, Jim Browner está atormentado por la culpa y aparece como una figura bastante lamentable.

Por supuesto, Watson está impresionado de que se haya cerrado otro caso, aunque parece que Lestrade se va a llevar toda la gloria del mismo. Sin embargo, esto no molesta a Holmes, ya que en su mente La Aventura de la Caja de Cartón era excesivamente simple, y no era algo con lo que necesariamente deseaba estar asociado. Holmes está perfectamente dispuesto a que se eliminara su nombre del caso, aunque, por supuesto, Watson tiene otras ideas.

Resumen de La Cara Amarilla

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En la aventura de la Cara Amarilla, Holmes y el Dr. Watson regresan al 221B de Baker Street tras un paseo de cinco horas por Londres. Holmes se ha aburrido debido a la falta de casos interesantes, por lo que Watson había convencido al detective para que diera un paseo, pero parece que un cliente potencial les ha visitado mientras tanto. El potencial cliente ha dejado una pipa, indicando que debería volver en breve.

La pipa permite a Holmes hacer algunas deducciones sobre el cliente. El hombre tiene una mente perturbada, como lo demuestra el hecho de haber dejado una preciada pipa. Esto se demuestra por el hecho de que ha sido reparada en lugar de reemplazada. El uso de la pipa también permite a Holmes deducir que se trata de un hombre zurdo, con una dentadura en excelente estado.

Cuando llega el cliente, Holmes puede incluso anunciar su nombre, Grant Munro, ya que el cliente ha dejado al descubierto el ala de su sombrero mostrando la etiqueta con su nombre.

Munro ha visitado a Holmes porque le molesta que su mujer le oculte un gran secreto, y aunque Holmes no suele ocuparse de asuntos domésticos, el detective permite que Munro se explaye en el caso.

La esposa de Munro, Effie, había estado casada anteriormente en América, con un abogado llamado John Hebron. Sin embargo, Effie se había quedado viuda cuando su marido y su hija habían contraído la fiebre amarilla, por lo que Effie había venido a Inglaterra.

Seis meses después de su llegada, ella y Munro se conocieron, y la pareja se enamoró mucho el uno del otro, y en pocas semanas, los dos se casaron. Effie y Munro estaban muy enamorados.

Munro estaba económicamente bien, su negocio de lúpulo era próspero, y Effie también gozaba de cierto poder adquisitivo, por una herencia de su difunto marido que le dejaba ciertos intereses. Sin embargo, Effie había insistido en que su propio dinero fuera cedido a su nuevo marido.

En Norbury, Munro tenía una casa de verano, y Effie y Munro pasaban tiempo allí cuando el trabajo de él lo permitía. Las cosas parecían ir bien.

Entonces, dos meses antes de la cita de Munro con Holmes, Effie había pedido a su marido cien libras, y también le había pedido que no preguntara para qué eran. Munro le había dado el dinero a su esposa sin problemas, después de todo, en esencia, era su dinero.

Poco después, Munro se da cuenta de que la casa de campo que está al lado de su propiedad de Norbury, y va a ver si los nuevos ocupantes necesitan ayuda. Munro sólo ve a una mujer escocesa, que es bastante brusca con él, pero después también ve una extraña cara amarilla en una ventana, aunque el rostro desaparece rápidamente.

Munro descubre que su mujer ha visitado la cabaña en secreto, y un día la sigue. Munro está a punto de entrar en la cabaña, cuando su mujer le implora que no lo haga. Effie le promete que nunca volverá a la casa, pero es una promesa que se rompe rápidamente.

Al descubrir el engaño, Munro irrumpe en la cabaña para saber quienes son los ocupantes y la cara amarilla que aparece en la ventana. Sin embargo, cuando entra en la casa, Munro la encuentra vacía, aunque sí encuentra una foto de su mujer en la repisa de la casa.

En su desesperación, Munro decide entonces consultar a Sherlock Holmes.

Tras escuchar el problema, Holmes se limita a aconsejar a Munro que vuelva a su casa y averigüe si la casa de campo está ocupada de nuevo.

Después de que Munro se haya marchado, Holmes confía entonces a Watson la deducción que ha hecho. Holmes cree que la casa de campo ha sido ocupada por el primer marido de Effie, que tal vez ha sido deformado de alguna manera por la fiebre amarilla, y ahora está chantajeando a Effie para que guarde silencio.

Es una teoría en la que Holmes sigue trabajando, cuando Munro envía un mensaje a Holmes, pidiéndole que vaya a Norbury. Munro ha decidido entrar en la casa de campo una vez más, y ha decidido tener a Holmes y Watson como testigos.

En Norbury, Munro, Holmes y Watson consiguen entrar en la casa de campo, a pesar de los ruegos de Effie Munro.

Sin embargo, la casa no está ocupada por John Hebron, sino por Lucy, la hija de Effie.

Resulta que John Hebron era un afroamericano y, por tanto, Lucy era mestiza. Cuando John Hebron murió, Lucy estaba demasiado enferma para viajar, por lo que Effie la dejó en América al cuidado de su enfermera escocesa. Sin embargo, Effie había utilizado las cien libras para traer a la pareja a Inglaterra, cuando Lucy estuviera lo suficientemente bien como para viajar.

Sin embargo, Effie estaba preocupada por la reacción de Munro al enterarse de la existencia de Lucy, por lo que la había escondido, incluso haciendo que Lucy llevara una máscara para cubrir sus rasgos faciales.

Por tanto, las deducciones de Holmes han resultado ser incorrectas, pero también lo eran las creencias de Effie sobre su nuevo marido. Porque Munro resulta ser un hombre "mejor" de lo que Effie creía, ya que Munro está muy enamorado de su esposa, y recoge a su nueva hijastra en brazos, y camina de la mano de su mujer, de vuelta a su casa.

Holmes y Watson regresan discretamente a Londres, y reconociendo sus propios fallos en el caso, Holmes le pide a Watson que diga la palabra "Norbury" siempre que Holmes se muestre demasiado arrogante durante un caso.

Resumen de El Empleado de Correduría de Bolsa

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En este relato, Sherlock Holmes sale de su habitación en el 221B de Baker Street para visitar a su viejo amigo el Dr. Watson. Unos meses antes, Watson se había instalado con su esposa Mary y se había hecho cargo de la antigua consulta del doctor Farqhuar. Todo su tiempo lo había dedicado a reconstruir la consulta, por lo que Holmes y Watson no habían pasado ningún tiempo juntos.

Cuando Holmes visita a Watson, el detective lleva consigo a un cliente, Hall Pycroft; Holmes espera que Watson le acompañe en otro caso.

Holmes es capaz de deducir el estado de salud reciente de Watson, por la suela de sus nuevas zapatillas, y también la popularidad de la consulta de Watson, por la cantidad de desgaste de los escalones.

Watson acepta de buen grado la oportunidad de investigar con Holmes una vez más, y va a contárselo a su mujer, además de disponer que su vecino, también médico, atienda a sus pacientes, tal y como Watson ha hecho con los de su vecino en el pasado.

Hall Pycroft le explica el caso a Watson durante el viaje en tren hasta Birmingham.

Hall Pycroft tiene un cierto brillo en los ojos mientras se explica, sabiendo que la historia lo hace parecer un tonto. Pycroft es un empleado de bolsa que durante un tiempo estuvo sin trabajo, pero que luego fue contratado por la firma Mawson y Williams en la City de Londres. Pycroft debe tener una buena reputación, ya que la empresa lo contrata sin una entrevista en persona, con arreglos hechos a través del sistema postal. El trabajo es bueno, y el salario ofrecido más que razonable.

Sin embargo, Hall Pycroft es un hombre muy solicitado, ya que el empleado del corredor de bolsa también recibe otra oferta de trabajo, cuando Arthur Pinnar, de la Franco-Midland Hardware Company, le visita en persona. La Franco-Midland Hardware Company no tiene nada que ver con la bolsa de valores, y trata con ferreterías del continente, pero las condiciones de empleo son mejores que las ofrecidas por Mawson y Williams. Así que, a pesar de que el trabajo está en Birmingham y no en Londres, Pycroft acepta la nueva oferta de trabajo.

Sin embargo, rápidamente las cosas no le parecen bien a Pycroft; y es que Arthur Pinnar le pide a Pycroft que no renuncie a Mawson y Williams, afirmando que una discusión había dejado mal sabor de boca entre las dos empresas.

En Birmingham, las cosas tampoco son lo que Pycroft esperaba. Las oficinas son polvorientas e inadecuadas para el trabajo esperado, y el trabajo que le da a Pycroft Harry Pinnar, el hermano de Arthur, no tiene sentido. Pycroft descubre entonces que Arthur Pinnar y Harry Pinnar son la misma persona, ya que ambos tienen un diente de oro en el mismo lugar.

Este último descubrimiento hace que Pycroft regrese a Londres para buscar la ayuda de Holmes.

Al parecer, Holmes ya ha resuelto el caso y sólo está obteniendo algunos datos adicionales. Holmes pide a Pycroft que les presente a él y a Watson a Harry Pinnar como posibles nuevos empleados con los nombres de Harris y Price.

Cuando Pycroft, Holmes y Watson entran en las oficinas de la compañía de ferretería Franco-Midland encuentran a un Harry Pinnar de aspecto enfermizo absorto en el periódico de la tarde.

Lo que sea que Pinnar esté leyendo ha tenido un profundo impacto en él, pero habla brevemente con los tres, antes de excusarse de la habitación.

Pronto, unos extraños ruidos emanan de la habitación contigua, y Holmes derriba la puerta, descubriendo que Harry Pinnar ha intentado suicidarse. Sin embargo, Watson consigue reanimarlo.

Holmes comienza a explicar el caso tal y como lo ve, aunque Pycroft y Watson siguen sin saber nada. Obviamente, el trabajo en Birmingham estaba diseñado para mantener a Pycroft alejado de Londres, y el hecho de que no haya dimitido de Mawson y Williams, y el hecho de que nadie en la empresa se haya reunido con él, sugiere que había alguien en la empresa haciéndose pasar por Pycroft.

Sin embargo, Holmes no puede explicar el intento de suicidio de Pinnar, pero incluso eso se aclara cuando se lee el periódico vespertino desechado.

En el periódico se informa del intento de robo de un gran número de bonos de la caja fuerte de Mawson y Williams. Durante el robo, el vigilante nocturno había sido asesinado, pero el ladrón había sido capturado poco después, y sería acusado de robo y asesinato.

El ladrón ha sido identificado como Beddington un conocido malhechor, que junto con su hermano, acababa de ser liberado de cinco años de prisión. La policía estaba buscando al hermano de Beddington, que normalmente trabajaba con él; por supuesto, Pinnar es el hermano de Beddington.

Es probable que Beddington sea condenado a muerte por sus crímenes, de ahí el intento de suicidio de Pinnar. Con Pinnar recuperándose, Pycroft es enviado a llamar a la policía, mientras Holmes y Watson hacen guardia, y así se cierra otro caso.

Resumen de La Corbeta "Gloria Scott"

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Todo empieza cuando Sherlock Holmes le cuenta al Dr. Watson uno de sus primeros casos; un caso del que el detective parece estar bastante orgulloso.

Holmes le habla a Watson acerca de unas breves vacaciones que pasó en casa de Victor Trevor diez años antes. Por aquel entonces, Holmes estaba en la universidad y Victor Trevor era su único amigo del campus. Holmes reconoce que dedicaba demasiado tiempo a su trabajo y a sus estudios, descuidando la parte social de la universidad.

Sin embargo, Holmes había pasado tiempo en la finca de los Trevor en Norfolk; el padre de Victor Trevor era un rico terrateniente y juez de paz, que años antes había hecho fortuna en los campos de oro australianos.

En la universidad, Holmes ya había sido reconocido por sus poderes deductivos, y en la mesa de los Trevor, Holmes hizo una demostración. Holmes dedujo que el padre conocía a alguien con las iniciales JA, alguien que ahora intentaba olvidar. Sin embargo, esta deducción tiene resultados imprevisibles, pues el juez se desmaya por la revelación.

Al día siguiente, Holmes se excusa y abandona la finca de los Trevor; Holmes es consciente de que estaba incomodando a Trevor padre con su presencia. Sin embargo, antes de que se marche, llega un nuevo invitado: un hombre llamado Hudson, que parece haber sido compañero de barco de Trevor 20 años antes.

Holmes vuelve a sus estudios, y piensa poco en sus breves vacaciones, pero pronto Holmes recibe un telegrama de Victor Trevor, pidiendo que Holmes vuelva a la finca de Norfolk. El padre de Victor Trevor había recibido una carta aparentemente sin sentido que le había provocado un derrame cerebral. El padre lamentablemente moriría antes de que Holmes llegara a la casa de los Trevor.

Victor Trevor es capaz de explicar algunos de los acontecimientos que han ocurrido desde que Holmes se había ido. El padre de Victor había dado básicamente rienda suelta a Hudson en la casa, y a pesar de estar constantemente borracho, había convertido al viejo marino en el mayordomo de la casa.

Sin embargo, finalmente Hudson se había marchado de Norfolk, diciendo que iba a visitar a otro viejo compañero de barco llamado Beddoes, en Hampshire.

Poco después llegó una carta desde Fordingbridge; la carta decía...

"El suministro de caza para Londres está aumentando constantemente. Creemos que se le ha dicho al encargado Hudson que reciba todos los pedidos de papel matamoscas y de conservación de la vida de su faisán."

Holmes deduce rápidamente que se trata de un chantaje, y tarda poco en descifrar el mensaje, leyendo una de cada tres palabras.

"El juego ha terminado. Hudson lo ha contado todo, vuela por tu vida"

Victor Trevor teme ahora que toda la familia caiga en desgracia, aunque, por supuesto, todavía no está claro el motivo del chantaje. Sin embargo, estos detalles que faltan se descubren pronto, ya que se encuentra una confesión escrita de su padre.

El juez había nacido como James Armitage, de ahí las iniciales JA, pero en su juventud había sido condenado por malversación de fondos, y había sido sentenciado a ser llevado a Australia. Trevor explica, sin embargo, que había tomado el dinero para saldar una deuda de honor, pero había sido descubierto antes de que pudiera devolver el dinero como estaba previsto.

James Armitage iba a ser transportado a bordo del "Gloria Scott", pero el viaje resultó ser de lo más inusual. Uno de los otros prisioneros a bordo, un tal Jack Pandergast, había conseguido ocultar una gran fortuna procedente de su propio delito de fraude, y posteriormente había utilizado una parte de ella para sobornar a miembros de la tripulación, oficiales y al clérigo (que era de hecho el socio de Pandergast, Wilson) para que le ayudara a escapar.

Sin embargo, justo antes de que el plan se pusiera en marcha, se descubrió, y estalló una pelea entre los miembros leales de la tripulación, y los prisioneros y la tripulación a sueldo de Pandergast.

El bando de Pandergast acabaría venciendo, pero el destino de la tripulación leal superviviente era ahora incierto. Armitage, y un pequeño número de otros prisioneros, entre los que se encontraba un hombre llamado Evans (que se convertiría en Beddoes) no tolerarían un asesinato a sangre fría, por lo que antes de llegar a ello fueron dejados a la deriva en un pequeño bote.

Sin embargo, antes de que Armitage y los demás hubieran viajado demasiado lejos, el "Gloria Scott" explotó; al parecer, un miembro leal de la tripulación había conseguido encender la pólvora del barco. La pequeña embarcación regresó a la última posición del "Gloria Scott", pero sólo encontró un superviviente, un joven marinero llamado Hudson.

Por suerte para los supervivientes, el pequeño bote fue avistado al día siguiente por un barco que pasaba por allí, y los náufragos se hicieron pasar por supervivientes de un barco de pasajeros. Así, fueron trasladados a Australia, pero como hombres libres y no como prisioneros.

A Armitage y Beddoes les había ido bien en Australia, y en los campos de oro habían acumulado grandes fortunas. La pareja había regresado a Inglaterra y se había convertido en pilares de la comunidad. La llegada de Hudson, sin embargo, había puesto un obstáculo en el trabajo.

Sin embargo, no surge ningún escándalo debido a los acontecimientos ocurridos, y la policía conjetura que Hudson había matado a Beddoes antes de huir del país. Sin embargo, Holmes piensa que ha ocurrido lo contrario, creyendo que Beddoes había matado a Hudson porque su secreto ya había sido descubierto. Holmes llegó entonces a la conclusión de que Beddoes había reunido todo el dinero que pudo, y que él mismo había abandonado el país.

A pesar de no haber salido a la luz el escándalo, el propio Victor Trevor había abandonado el país, viajando al subcontinente indio. Allí se decía que estaba prosperando como un respetado y exitoso propietario de plantaciones.

Resumen de El Ritual de Musgrave

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El relato comienza con Sherlock Holmes contándole al Dr. Watson uno de sus primeros casos; Holmes cuenta la historia para distraer a Watson de la exigencia del doctor de que Holmes ordene sus papeles dispersos.

Holmes menciona varios casos, señalando que en las cajas de la habitación se pueden encontrar varias notas de estos casos; pero entra en detalles sobre el Ritual Musgrave.

Tras dejar la universidad, Holmes se había establecido como detective consultor y se ganaba la vida con el negocio. En este período inicial, uno de los primeros clientes de Holmes sería Reginald Musgrave.

Musgrave y Holmes habían estado en la universidad al mismo tiempo, y eran conocidos casuales. El propio Musgrave era miembro de una de las familias nobles más antiguas del país.

Reginald Musgrave acudió a Holmes con dos problemas: el problema de la desaparición de dos criados de la finca de Musgrave y el enigma del Ritual Musgrave.

Los dos criados desaparecidos eran el mayordomo, Brunton, y una criada llamada Rachel Howells. Brunton llevaba varios años con la familia Musgrave, habiendo sido anteriormente maestro de escuela. Brunton tenía fama de donjuán y había estado comprometido con Rachel Howells, pero el compromiso se rompió cuando Brunton dejó a Howells por otra criada.

Sin embargo, Musgrave despidió a Brunton posteriormente, cuando encontró a su mayordomo hurgando en unos papeles que habían estado previamente en un armario cerrado. Estos papeles incluían los relacionados con el Ritual Musgrave. Aunque Brunton había sido despedido con efecto inmediato, Reginald Musgrave había tenido un ataque de indulgencia y había permitido que el mayordomo dimitiera, aunque Musgrave estipuló que Brunton debía irse en el plazo de una semana.

Reginald Musgrave explicó entonces a Holmes el ritual familiar, un verso que se remonta al siglo XVII. Todos los miembros masculinos del linaje Musgrave debían aprender el verso desde una edad temprana.

El ritual de los Musgrave reza así: "'¿De quién era? 'De él que se ha ido'. '¿Quién lo tendrá?' 'El que vendrá'. "¿Dónde estaba el sol?" "Sobre el roble". '¿Dónde estaba la sombra?' 'Bajo el olmo'. '¿Cómo se escalonó?' 'Al norte por diez y por diez, al este por cinco y por cinco, al sur por dos y por dos, al oeste por uno y por uno, y así por debajo.' ¿Qué debemos dar por ella? Todo lo que es nuestro. ¿Por qué debemos darlo?' 'Por el bien de la confianza'".

A pesar de que todos los hombres aprendieron el ritual, ningún Musgrave sabía lo que realmente significaba.

Poco después de ser "despedido", Brunton desaparece de la finca de los Musgrave, dejando atrás sus posesiones, y esta desaparición parece afectar gravemente a Rachel Howells, pues la criada parece haber sufrido una crisis mental. La propia Howells desaparece entonces, y la teoría es que se había suicidado en el lago cercano. El muelle es dragado, pero no se encuentra ningún cuerpo, aunque el dragado encuentra un saco que contiene algunos metales viejos y piedras de colores.

A continuación, Holmes acompaña a Reginald Musgrave hasta la finca de Hurlingstone y la antigua casa solariega de los Musgrave situada en su centro.

Holmes se da cuenta de que el Ritual Musgrave es un conjunto de instrucciones que hay que seguir, y el detective también advierte que Brunton debía haberlo descubierto. La teoría de Holmes se confirma cuando descubre que Brunton había estado tratando de averiguar la altura de un viejo olmo que había estado en los terrenos de la finca. Por suerte, se trata de una altura que Reginald Musgrave conoce realmente, ya que había sido un problema de matemáticas planteado por un tutor en su juventud.

Aprovechando la posición del olmo y el roble, Holmes puede seguir las indicaciones del Ritual Musgrave, y pronto el detective se encuentra en un sótano debajo de la vieja casa. Allí encuentra una losa de piedra con una vieja argolla de hierro incrustada en ella; y al observar la argolla es evidente que ha sido utilizado recientemente.

Para levantar la losa de piedra, aunque sea unos pocos centímetros, se requiere toda la fuerza de Holmes y de uno de los policías locales. Debajo de la losa de piedra hay una pequeña cavidad, y dentro de ella está el cuerpo del asfixiado Brunton.

Ahora todo está claro para Holmes, y se lo explica todo a Reginald Musgrave. Brunton, durante su periodo de trabajo, había descubierto que el Ritual Musgrave era un mapa del tesoro, un mapa hacia algo extremadamente valioso. El despido de Brunton de la finca le había dado sólo unos días para hacerse con el tesoro, por lo que había recurrido a la ayuda de Rachel Howells. Por supuesto, Brunton creía erróneamente que la doncella seguía enamorada de él, aunque lo cierto era todo lo contrario.

Brunton se había metido en la cavidad y le había pasado el contenido a Rachel Howells, pero antes de que el mayordomo pudiera salir del agujero, los soportes que mantenían la losa en pie habían cedido, o habían sido quitados por la criada.

Holmes también tiene una teoría sobre lo que se escondía en la cavidad, y pide ver el saco y su contenido, que había sido encontrado durante el dragado del estanque. Holmes limpia el metal y las piedras, y revela una corona de oro, deduciendo que alguna vez había sido una corona del rey Carlos I, ya que el ritual data de ese período.

Es probable que a un Musgrave se le haya confiado la corona durante la Guerra Civil inglesa, pero que hubiese muerto antes de que el rey Carlos II fuera coronado. El ritual era lo único que quedaba para permitir el hallazgo de la corona, pero su significado nunca se había transmitido.

Holmes también sugiere que, en lugar de suicidarse, Rachel Howells probablemente había abandonado el país para comenzar una nueva vida.

Holmes concluye su recital del caso diciéndole a Watson que la corona aún se encuentra en la finca de los Musgrave aunque no está expuesta al público, pero que si el doctor desea verla, probablemente pueda conseguir el favor.

Resumen de El Hidalgo de Reigate

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Esta aventura comienza con el Dr. Watson teniendo que viajar a Lyon para que el buen doctor pueda traer de vuelta a un Holmes enfermo. Holmes había estado trabajando en un caso durante 2 meses, con jornadas de 15 horas para llevar a la justicia a un estafador que había eludido a la policía de tres países diferentes.

Sin embargo, Holmes no parece recuperarse en Baker Street, por lo que Watson convence al detective para que pase un periodo de descanso en la casa del Coronel Hayter en Reigate. El coronel Hayter había sido paciente de Watson durante su servicio militar en el subcontinente indio. Sin embargo, Holmes sólo se convence de viajar a Surrey cuando le dicen que la residencia de Hayter es de solteros.

A pesar de la necesidad de que Sherlock Holmes descanse, el detective no tarda en ser requerido por el inspector Forrester, un policía local.

La casa de Acton había sido robada, siendo el propio Acton un rico terrateniente. El robo, sin embargo, fue inusual, ya que no se llevaron nada de gran valor, pues lo que se llevaron fue un libro, dos candelabros, un pisapapeles, un barómetro y un ovillo de hilo.

Un par de noches más tarde, la casa de los Cunningham también fue objeto de un robo, pero en este caso, William Kirwan, el cochero de los Cunningham, había muerto de un disparo.

El interés de Holmes ya se había despertado por la naturaleza insignificante de los objetos sustraídos de la finca de Acton, y este interés se ve acrecentado por el segundo robo; Holmes está convencido de que ningún ladrón verdadero habría atacado tan pronto en el mismo condado. El coronel Hayter también le dice a Holmes que hay una conexión entre las dos fincas, ya que estaban en disputa legal por la propiedad de las tierras.

Sin embargo, el inspector Forrester parece tener una pista en el caso, ya que el asesinato de William Kirwan había sido presenciado por Alec Cunningham desde el pasillo; mientras que el señor Cunningham, de mayor edad, había visto al ladrón huir desde la ventana de su habitación. Parece que Kirwan había estado luchando con alguien mientras gritaba pidiendo ayuda, antes de ser disparado a quemarropa.

El policía también había descubierto un trozo de papel arrancado en la mano muerta de William Kirwan; y en el papel se leían las palabras "...a las doce menos cuarto....aprender qué....quizá".

Holmes se interesa por más por la letra de la nota que por el contenido. Forrester cree que demuestra que Kirwan estaba confabulado con el ladrón, a pesar de que el cochero tenía fama de honesto. Más tarde, Holmes cuenta que su interés proviene del hecho de que las palabras de la nota fueron escritas obviamente por dos hombres diferentes, uno viejo y otro joven.

De inmediato, Holmes, Watson, el coronel Hayter y el inspector se dirigen a la propiedad de los Cunningham. Holmes ya había ido a ver el cuerpo de William Kirwan y la ruta de escape del ladrón, sin embargo, ahora va en busca del trozo del mensaje que faltaba. Quien estuviera en posesión de la nota sería el asesino.

En la finca de los Cunningham, Holmes está a punto de empezar a interrogar al padre y al hijo, pero el detective sufre (finge en realidad) un desmayo, aunque pronto se recupera al ser llevado a la cocina. Cuando se reanuda el interrogatorio, Holmes comienza a hacer preguntas retóricas, en las que se pregunta por qué cualquier ladrón tendría como objetivo una casa cuando las lámparas muestran que hay al menos dos personas despiertas.

Es obvio que Holmes sospecha de los Cunningham, ya que consigue engañar al mayor de los Cunningham para que dé una muestra de su escritura, cuando Holmes escribe "incorrectamente" un aviso de recompensa.

En el interior de la casa de los Cunningham, Holmes se las arregla para dar esquinazo a todo el mundo. Tira un cuenco de naranjas culpando a Watson del alboroto y aprovecha la distracción para escabullirse. Cuando se dan cuenta de que Holmes no está conellos, los dos Cunningham van en busca del detective. Pronto, el sonido de los gritos de Holmes pidiendo ayuda resuenan en la casa.

Watson, el coronel y el inspector se apresuran a socorrer a Holmes y encuentran a los dos Cunningham intentando estrangularlo. Holmes llama al inspector Forrester para que detenga a los dos hombres, aunque al principio se muestra escéptico, el inspector mira las caras de los dos y hace sonar su silbato para pedir ayuda. Alec Cunningham tiene que ser desarmado por el Inspector, ya que el menor de los Cunningham está preparando una pistola; un arma que resulta ser la que mató a William Kirwan. También se descubre entonces el resto del mensaje perdido.

Holmes puede finalmente explicar todo a Watson y al Coronel.

El robo de la casa de Acton había sido cometido por los dos Cunningham, que buscaban papeles para ayudarles en su caso legal y por es,o no se habían llevado nada de valor. Lo que no sabían es que Kirwan había seguido a la pareja y ahora intentaba chantajearlos.

Sin embargo, Alec Cunningham no iba a dejarse chantajear, y ambos le habían enviado el mensaje para que Kirwan entrara en la casa y así dispararle.

El mensaje, escrito por dos hombres, uno viejo y otro joven, había implicado, por supuesto, a los Cunningham, y era vital que se descubriera el mensaje. Había una discrepancia en el relato de los dos Cunningham, ya que si el ladrón había huido inmediatamente después de disparar al cochero, entonces no podía ser él quien hubiera cogido el mensaje.

Holmes había fingido su debilidad para evitar que el inspector mencionara el mensaje, porque si los Cunningham sabían que la policía lo estaba buscando, lo destruirían.

Otro crimen había sido resuelto por Sherlock Holmes, y a pesar de la falta de verdadero descanso durante su tiempo de recuperación, Holmes parece estar lo suficientemente restablecido como para volver a Baker Street.

Resumen de El Jorobado

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Este cazo empieza cuando el detective va a la casa y la consulta del Dr. Watson. Sin embargo, Holmes no está de visita por motivos puramente sociales, ya que está a punto de pedir a Watson que le acompañe a Aldershot al día siguiente. Aldershot es una ciudad de Hampshire con una larga relación con el ejército británico.

El propio Holmes ya había estado en Aldershot, ya que el mayor Murphy, comandante temporal de los Royal Munsters, le había pedido que le asesorara en un caso. El ascenso temporal se había producido debido a la muerte del anterior comandante, el coronel James Barclay. Se creía que la muerte era un caso de asesinato, siendo la principal sospechosa Nancy Barclay, la esposa del coronel Barclay durante 30 años.

Mientras se fuma una pipa con Watson, Holmes expone los detalles que se habían establecido hasta el momento.

James Barclay había ascendido en las filas del ejército británico, comenzando como soldado raso y llegando a ser coronel del regimiento. Tal progresión era inusual, pero las acciones de Barclay durante el Motín de la India parecen haber merecido el ascenso.

Uno de los problemas de este ascenso era el compromiso social que conllevaba, pero Barclay se había casado con Nancy, la hija del antiguo sargento del regimiento. Los Barclay gozaban de buena reputación en el regimiento, y se creía que la pareja estaba muy unida.

La noche en que James Barclay murió, Nancy y una de sus vecinas, la señorita Morrison, estaban en Aldershot por asuntos de la iglesia. A su regreso, Nancy se había enzarzado en una fuerte discusión con su marido, cuyo sonido resonaba en toda la casa. Los criados habían oído a Nancy llamar a James “David” y también que le había tachado de cobarde.

El ruido de la habitación, y luego un súbito silencio, había hecho que el cochero intentara acceder a la habitación, pero la puerta estaba cerrada con llave y no se podía derribar. Finalmente, los criados se dieron cuenta de que se podía acceder más fácilmente a la habitación desde el jardín.

Cuando los sirvientes accedieron a la habitación, encontraron a James Barclay muerto en el suelo en un charco de su propia sangre, y Nancy yacía cerca tras haberse desmayado.

En la habitación se encontró una porra inusual, un arma que no pudo ser identificada como una de las del coronel Barclay, por lo que se cree que Nancy la había utilizado como arma contra su marido. Sin embargo, había algo inusual en la habitación, ya que aunque la puerta principal estaba cerrada, no se pudo encontrar la llave.

Así que se llamó a Holmes, y el detective hizo un examen exhaustivo de la habitación. Holmes había encontrado pistas que la policía había pasado por alto. Había pruebas de la presencia de una tercera persona en la habitación, antes de la llegada de los sirvientes, así como indicios de que un animal extraño también había estado allí.

Holmes sabía que algo debía de haber ocurrido para provocar una discusión tan grande entre la unida pareja, por lo que el detective había centrado su atención en la amiga de Nancy, la señorita Morrison.

La señorita Morrison tenía una historia que contar sobre su visita y la de Nancy al centro de Aldershot, pero Nancy le había jurado guardar el secreto. Sin embargo, Holmes la convence de que rompa su promesa.

Holmes descubre que durante un paseo, Nancy se había topado con un hombre con la espalda deformada. Ambos se conocían y se llamaron por sus respectivos nombres. Mantuvieron una conversación durante varios minutos, pero la señorita Morrison no se había acercado lo suficiente como para escucharla.

Incluso antes de acudir a Watson era obvio que Holmes ya había resuelto el caso, y el detective simplemente le pedía a Watson que actuara como testigo en una última entrevista. Por supuesto, Watson acepta de buen grado acompañar a Holmes a Aldershot, y su consulta queda entonces en manos del doctor Jackson, un vecino también médico.

Cuando Holmes y Watson llegan a Aldershot, buscan a Henry Wood, el hombre jorobado. Su búsqueda se ve facilitada porque Holmes ya tiene a uno de sus Irregulares de Baker Street (pillos callejeros que trabajan para el detective) siguiendo los pasos del hombre. Holmes se enfrenta a Woods y le exige la verdad. enry Wood no duda en confesar cuando se entera de que Nancy Barclay podría enfrentarse a una acusación de asesinato.

Al parecer, Henry Wood fue en su día cabo de los Royal Munsters, y había servido con James Barclay en la India. En aquella época, Nancy Devoy (su nombre de soltera) había estado enamorada de Henry Wood, aunque el padre de Nancy prefería al ambicioso sargento Barclay antes que a él.

Durante el Motín de la India, los Munsters se vieron rodeados por los rebeldes, pero Henry Wood se había ofrecido como voluntario para conseguir refuerzos. Poco después de abandonar Bhurtee, Wood fue capturado por los rebeldes, y pronto se hizo evidente que había sido traicionado por Barclay.

Todo porque la ausencia de Wood dejaría el camino libre a Barclay para casarse con Nancy. Durante el periodo de cautiverio con los rebeldes, Wood había sido severamente torturado, lo que le causó la deformidad en la espalda.

Después de varios años, Wood había logrado escapar de los rebeldes y se había establecido en la India, buscándose la vida representando trucos de magia. Sin embargo, Wood añoraba Inglaterra y, al volver a casa, se dirigió a Aldershot, donde había compañeros de armas. Por accidente, los caminos de Wood y Nancy Barclay se cruzaron, y ambos se reconocieron inmediatamente.

Nancy y Henry Wood se habían separado, pero Wood había seguido a Nancy hasta su casa y, por tanto, había visto la acalorada discusión entre marido y mujer. Wood deceide intervenir, pero al verle, James Barclay se desploma y aparentemente muere antes de caer al suelo. Nancy se desmaya entonces.

Wood sale rápidamente de la habitación, temiendo revelarse, pero en su prisa se lleva la llave de la puerta y también deja su bastón.

La razón por la que Wood no quiere que se sepa quién es realmente es porque el viejo soldado desea que sus compañeros lo recuerden como un apuesto y valiente soldado muerto en una acción heroica, y no como un viejo lisiado.

Holmes cree a Wood, pero le aconseja al "hombre torcido" que tal vez tenga que revelar su historia si Nancy es llevada a juicio; y Wood acepta esta condición.

Tras dejar a Wood, Holmes y Watson se encuentran con el mayor Murphy, y parece que Nancy, y por tanto Henry Wood, está libre de sospecha, ya que el coronel Barclay murió de apoplejía.

El misterio final de por qué Nancy llamó a James Barclay “David” es explicado por Holmes diciendo que Nacy se refería a la historia del Antiguo Testamento de David y Urías; y así Sherlock Holmes lleva otro caso a una conclusión exitosa.

Resumen de El Paciente Interno

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Hay varias versiones de este relato, pero el más largo comienza con Holmes y Watson sentados en sus habitaciones del 221B de Baker Street. Aunque los amigos están sentados en silencio, Holmes es capaz de deducir los sentimientos de Watson sobre el tratamiento de un paciente observando hacia dónde miraba Watson.

La historia continúa entonces con Holmes y Watson dando un paseo por Londres. Cuando Holmes y Watson regresan de su paseo, descubren que Holmes tiene un nuevo cliente, un tal Dr. Percy Trevelyan que no tarda en presentar su problema al detective.

Trevelyan había sido un estudiante de medicina muy competente desde el punto de vista académico, y durante sus estudios había escrito un trabajo muy bien recibido sobre las enfermedades nerviosas. Sin embargo, Trevelyan no procedía de un entorno acomodado, y cuando se tituló no pudo establecerse en la práctica.

Sin embargo, al cabo de un tiempo, un benefactor apareció en la puerta de Trevelyan. Este benefactor llamado Blessington, había proporcionado la financiación a Trevelyan que le permitiría establecer una consulta en una parte prominente de la ciudad.

Sin embargo, como parte del trato, Blessington se quedaría con 3/4 de los beneficios diarios de la consulta, y el benefactor también se convertiría en un paciente residente de la misma; al parecer, Blessington padecía varias dolencias.

Trevelyan estaba más que contento con el acuerdo, pero una semana antes de visitar a Holmes, la rutina diaria de su consulta había cambiado repentinamente. Blessington había leído una noticia en el periódico sobre un robo, algo que le había puesto extrañamente nervioso, y como resultado, su benefactor había insistido en aumentar las medidas de seguridad de la consulta.

Al mismo tiempo, había llegado un nuevo paciente a la consulta. Un noble ruso que iba acompañado de su hijo.

La primera vez que la pareja visitó la consulta, Blessington había salido a dar un paseo nocturno.

Trevelyan había examinado al mayor de los dos rusos que decía sufrir ataques catalépticos mientras el hijo esperaba en la sala de espera contigua. Durante el examen, el caballero ruso había sufrido un ataque, pero después de coger algunas cosas para tratarle, cuando Trevelyan volvió, se sorprendió al ver que padre e hijo habían desaparecido.

Al día siguiente, sin embargo, la pareja regresó de nuevo y el hijo explicó que, cuando vio a su padre salir, pensó que la consulta había terminado. Esta vez, Trevelyan pudo llevar a cabo un examen sin incidentes mientras el hijo esperaba en la sala de espera.

Cuando los dos rusos se marchan, Blessington vuelve a la consulta después de otro paseo y enseguida se da cuenta de que en su ausencia, alguien había entrado en su habitación. De hecho, había claras huellas que lo demostraban, pero parece que no se llevaron nada; sin embargo, es obvio que debió ser el hijo quien entró en la habitación, mientras su padre era examinado.

Así terminó Trevelyan su relato, pero Holmes se preocupó inmediatamente por la seguridad de Blessington, por lo que, sin demora, los tres se dirigieron a la consulta del médico.

Al llegar, Holmes y Watson se encuentran Blessington visiblemente alterado. Les ha abierto la puerta con una pistola en la mano.

Holmes advierte que Blessington teme por su vida, pero se niega a ofrecer cualquier tipo de explicación más allá del hecho de que hay dinero en sus habitaciones. De hecho está claro que la atención de Holmes no es bienvenida.

Holmes también se da cuenta de que le han mentido. La habitación podría haber sido robada por los rusos, y está claro que Blessington sabe quiénes son, pero al mismo tiempo Holmes no está dispuesto a ayudar a alguien que no confía en él.

A la mañana siguiente, Holmes y Watson regresan a la consulta de Trevelyan. Durante la noche, Blessington ha aparecido ahorcado.

En la consulta, el cadáver de Blessington sigue colgado de un gancho en el techo, y el inspector Lanner de Scotland Yard cree que se trata de un claro caso de suicidio. Sin embargo, Holmes tiene otras ideas y, examinando las colillas encontradas en la habitación, llega a la conclusión de que hubo otros dos hombres allí la noche anterior. Parece que los dos rusos habían accedido durante la noche.

La entrada a la consulta parecía haber sido facilitada por el nuevo miembro del personal de la consulta, que tenía llaves y que posteriormente había desaparecido.

Holmes convence a la policía de que se trata de un caso de asesinato y no de un suicidio. Las investigaciones posteriores revelan que Blessington era en realidad un hombre llamado Sutton.

Anteriormente Sutton había sido miembro de la famosa banda del banco Worthingdon. La banda estaba compuesta por cinco hombres: Sutton, Cartwright, Biddle, Moffat y Hayward, que habían robado con éxito el banco Worthingdon. Sin embargo, durante el robo, el guardia del banco, un hombre llamado Tobin, había sido asesinado.

Para obtener clemencia por su crimen, Sutton había prestado declaración contra los otros cuatro miembros de la banda, lo que hizo que Cartwright fuera ahorcado y que los demás miembros de la banda fueran condenados a 15 años.

La noticia de la pronta liberación de Biddle, Moffat y Hayward había hecho que Blessington mejorara las medidas de seguridad de la consulta, pero, por supuesto, los restantes miembros de la banda lo habían encontrado. En venganza por el ahorcamiento de Cartwright, los miembros restantes de la banda habían ahorcado a Blessington/Sutton.

Scotland Yard busca ahora a los miembros de la banda. Sin embargo, no es la justicia británica la que se ocupa de los miembros de la banda desaparecidos, ya que logran escapar de la policía, pero se cree que los tres mueren cuando el barco Norah Creina se hunde frente a Oporto.

Resumen de El Intérprete Griego

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La aventura del intérprete griego comienza con una discusión entre Holmes y Watson sobre los rasgos hereditarios. Anteriormente, Watson siempre ha asumido que Holmes es un hijo único con capacidades singulares. Sin embargo, Holmes se apresura a corregir a su amigo, ya que Sherlock tiene un hermano mayor llamado Mycroft.

Sherlock considera que el intelecto de Mycroft supera al suyo, pero que Mycroft no tiene la energía necesaria para acompañar a su intelecto. Mycroft se siente perfectamente cómodo si se le considera equivocado, en lugar de hacer el esfuerzo de demostrar que tiene razón.

Sherlock ha buscado en ocasiones el consejo de su hermano con gran acierto. Esta vez, sin embargo, es Mycroft quien busca la ayuda de su hermano y le cita en el Club Diógenes. El Sr. Melas, un vecino de Mycroft, ha solicitado la ayuda de Mycroft quien deriva el asunto a su hermano.

Un hombre llamado Harold Latimer había requerido los servicios de Melas para que actuara como intérprete de griego. El Sr. Melas había sido recogido en un carruaje con los cristales oscurecidos, y aunque se le dijo que el destino sería Kensington, el viaje duró más de lo debido. Además, el tal Latimer también sacó una cachiporra para amenazarle.

Latimer le dijo que sería recompensado por sus servicios, pero también le dejaba claro que debía guardar silencio tras su trabajo. El taxi, después de un par de horas, llega finalmente de noche a una mansión.

Ya en la casa Melas se encuentra con un segundo hombre, Wilson Kemp, y pronto hay más pruebas sobre lo extraño que iba a ser este trabajo de traducción. Un tercer hombre amordazado con esparadrapo es llevado ante la presencia del intérprete.

Se le pidió Melas que hiciera ciertas preguntas al hombre desconocido, pero al darse cuenta de que tanto Latimer como Kemp desconocían la lengua griega, el intérprete se las arregló para intercalar también sus propias preguntas.

Así Melas descubre que el hombre cautivo se llamaba Paul Kratides, un griego al que Latimer y Kemp intentaban hacer firmar unos papeles. Paul Kratides llevaba tres semanas en Inglaterra, pero no tenía ni idea de dónde se encontraba actualmente.

En ese momento el interrogatorio se ve interrumpido cuando una mujer entra en la sala. Esta mujer se dirige inmediatamente a Kratides, llamándole por su nombre de pila. El amordazado se arranca entonces el protector bucal y llama a la mujer Sophy.

Paul y Sophy son separados rápidamente y entonces Melas es conducido de nuevo al carruaje. En lugar de ser devuelto a su casa, Melas es soltado en Wandsworth Common. Sin esperar un segundo, inmediatamente va a pedir la ayuda de Mycroft Holmes.

También se conoce que se han publicado anuncios en los periódicos en los que se pedía información sobre una dama griega que se encontraba en Inglaterra o sobre un hombre llamado Paul Katrides.

Tras conocer la historia, Holmes decide enviar algunos telegramas, pero antes de hacerlo, Mycroft anuncia que hay una respuesta a los anuncios colocados en los periódicos. Un tal Davenport dice que Sophy se aloja en la casa conocida como los Myrtles en Beckenham.

Antes de ir a Beckenham avisan al inspector Gregson para que se una a ellos. También deciden que será buena idea recoger a Melas, por si se necesita un intérprete de griego. Sin embargo, cuando el grupo llega a la residencia de Melas, descubren que ya ha sido recogido por un taxi; algo que no augura nada bueno.

Cuando el grupo formado por los hermanos Holmes, Watson y Gregson llega a los Myrtle, parece que la casa ha sido abandonada; las pruebas muestran la salida de un carruaje muy cargado.

Sin embargo, la casa no está tan vacía como parece, ya que al romper una puerta cerrada, el grupo encuentra a Paul Kratides y a Melas en una habitación llena de humo de carbón. El rescate llega demasiado tarde para Kratides que ha muerto ahogado por los gases, pero la atención de Watson permite salvar a Melas.

También llegan demasiado tarde para detener a Latimer y Kemp, o para rescatar a Sophy. Las lagunas del caso por parte de Sherlock Holmes no tardan en llenarse.

Amigos de Paul Kratides le habían advertido de las intenciones de Latimer hacia Sophy, y el hermano había viajado a Inglaterra desde Grecia para ayudar a su hermana. Sin embargo, a su llegada, Kratides había apresado por Latimer, y este último había intentado que el griego firmara para ceder la propiedad de Sophy. Su negativa a hacerlo llevó a que lo mataran.

La aventura tiene una nota a pie de página, pues llegan noticias de la muerte de dos ingleses, Latimer y Kemp, en Hungría. Parece que los dos se han matado mutuamente durante una pelea; pero Sherlock Holmes tiene un fuerte presentimiento de que las muertes de los dos hombres han sido causadas por Sophy.

Resumen de El Tratado Naval

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La historia empieza con Watson presentándole un caso a Holmes. Watson ha recibido una carta de un conocido de su época escolar, Percy Phelps. Phelps ha escrito con la esperanza de que Sherlock Holmes pueda tener éxito donde Scotland Yard ha fracasado.

La carta en sí misma no dice mucho sobre los detalles o la importancia del caso, aparte del hecho de que Percy Phelps ha tenido una "fiebre cerebral" durante unas nueve semanas. Holmes ve que ha sido escrita por la mano de una mujer y no de Phelps. A pesar de la falta de detalles, la carta es suficiente para que Holmes y Watson se dirijan a Woking.

A su llegada, son vistos rápidamente por Joseph Harrison, el futuro cuñado de Phelps, y luego por Annie Harrison, la futura esposa de Phelps. Holmes y Watson se encuentran entonces con un deteriorado Phelps que pasa a contar su historia.

Phelps había conseguido un puesto de confianza en el Ministerio de Asuntos Exteriores, gracias en gran medida a la influencia de Lord Holdhurst, tío suyo. A Phelps se le había asignado la tarea de copiar un tratado naval de alto secreto, un documento de importancia internacional.

La tarea había resultado ser laboriosa, por lo que Phelps había tenido que quedarse en su oficina hasta altas horas de la noche. Para mantenerse concentrado, Phelps había llamado al portero de la oficina para pedirle un poco de café, y vino su esposa a coger el pedido.

Al cabo de un tiempo, el café seguía sin aparecer, por lo que Phelps salió a buscarlo. Se encontró al portero dormido en su habitación, pero entonces sonó un timbre. Un timbre que indicaba que alguien estaba llamando desde el despacho de Phelps. Se dio cuenta inmediatamente de que se había dejado el tratado naval secreto sobre su mesa, por lo que corrió a su despacho.

El despacho de Phelps estaba vacío cuando volvió a entrar corriendo y los documentos había desaparecido. Al despacho de Phelps llegaban dos escaleras por lo que un ladrón debía haber salido por una mientras él subía por la otra.

Las sospechas recaen inmediatamente sobre la esposa del portero, ya que había abandonado apresuradamente el edificio momentos antes de que se diera la alarma. Se llama a Scotland Yard, que registra a la mujer y su casa, pero no se encuentra ningún tratado naval.

La desaparición de los documentos había provocado la enfermedad de Phelps que había sido enviado inmediatamente de vuelta a Woking para recuperarse.

En Woking, se había considerado imprudente trasladar a Phelps a sus propias habitaciones, por lo que se le había dejado recuperarse en el salón de la planta baja, una habitación que había sido utilizada anteriormente por Joseph Harrison, que se alojaba con Phelps. Fue en esta habitación donde Phelps estuvo convaleciente durante nueve semanas.

Holmes comienza a investigar y habla con el inspector Forbes de Scotland Yard. Forbes plantea la importante cuestión de por qué un ladrón haría sonar la campana para alertar a todo el mundo del robo.

Holmes también habla con Lord Holdhurst, y es evidente, por la falta de noticias del extranjero, que el Tratado Naval aún no ha pasado a manos del enemigo. Si así fuese, Rusia y Francia lo convertirían en un incidente internacional.

De vuelta a Woking, se producen extraños acontecimientos, ya que se ha producido un intento de robo en la casa de Phelps. De hecho, la habitación del intento de robo era la misma en la que Phelps se estaba recuperando. El allanamiento se produjo la primera noche que una enfermera no había estado cuidando de Phelps, pero el ladrón había despertado a Phelps en el intento. Este observó a un hombre encapuchado con un cuchillo en la mano.

Holmes ya tiene suficientes pruebas para resolver el caso y aunque no está preparado para revelar la solución, planea sus siguientes pasos.

En primer lugar, Holmes conversa con Annie Harrison, y consigue que se quede en la habitación de Phelps durante el día, y que se asegure de que la habitación esté cerrada esa noche. A continuación, Holmes anuncia que él, Watson y Phelps se dirigirán a Londres; sin embargo, cuando el grupo parte, sólo Watson y Phelps se dirigen a Baker Street, pues Holmes se queda en secreto.

A la mañana siguiente, Watson y Phelps descubren que Holmes también ha regresado al 221B de Baker Street, y hay indicios de que se ha producido algún incidente durante la noche, pues una de las manos de Holmes está vendada.

Sin embargo, Holmes no descubre sus aventuras, sino que invita a Phelps a desayunar. Cuando Phelps destapa una delas bandejas, se sorprende al ver que debajo está el Tratado Naval.

Holmes le explica entonces todo. En Woking, Holmes se dio cuenta de que Joseph Harrison utilizó un cuchillo para abrir la ventana del salón, entrar y sacar el tratado naval de su escondite bajo una de las tablas del suelo. Durante casi diez semanas, el tratado naval desaparecido había estado al alcance de Phelps.

Harrison había sido el principal sospechoso de Holmes desde el principio, especialmente cuando se enteró de que Harrison había estado en Londres la noche en que se produjo el robo.

Posteriormente se supo que Harrison había visitado el despacho de Phelps y había llamado al timbre del portero al encontrar ausente a su futuro cuñado. En ese momento, Harrison había visto el Tratado Naval, reconoció su importancia y decidió robarlo.

Harrison necesitaba desesperadamente dinero. Había sufrido grandes pérdidas con acciones y participaciones y creía que las embajadas rusas o francesas pagarían bien por el tratado. Había escondido los documentos en su habitación, pero lo habían echado cuando trajeron a su cuñado enfermo antes de que pudiera sacarlos.

Holmes no había detenido a Harrison en ese momento. Pensaba que su rápida huida sería lo mejor para todos los implicados y Scotland Yard ya estaba al corriente de los detalles. Sin embargo, la recuperación del tratado naval garantizaba que la reputación de Phelps permaneciese intacta, y Holmes también había ayudado a evitar un incidente internacional.

Resumen de El Problema Final

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La Aventura del Problema Final no tiene ningún caso que Sherlock Holmes deba resolver, ni ningún cliente al que el detective deba ayudar, por lo que la historia se abre con la visita de Holmes a su viejo amigo el Dr. Watson.

Anteriormente, Holmes había visitado a Watson cuando tenía un caso que compartir con su amigo, pero esta vez no es un Holmes entusiasta el que visita al doctor, sino un detective ansioso y herido.

Holmes le cuenta a Watson los acontecimientos que se han desarrollado desde que se vieron por última vez. Los resultados exitosos de muchos casos importantes habían sido una gran ayuda para el balance bancario del detective, y estaba incluso contemplando la posibilidad de retirarse.

Sin embargo, Holmes pensó que no podía retirarse mientras el profesor Moriarty siguiera activo. El nombre del profesor Moriarty no significa nada para el Dr. Watson, pero Holmes le explica que el profesor es "el Napoleón del crimen", un genio del crimen en el corazón mismo de una enorme red criminal.

Así que, antes de retirarse, Holmes se puso a recopilar pruebas para acabar con toda la banda, y muy pronto tuvo suficientes para hacer redada en la que capturar a todos los miembros. Sin embargo, el trabajo de Holmes no había pasado desapercibido para Moriarty, y el propio profesor se presenta inesperadamente en el 221B de Baker Street. Holmes tiene una pistola cerca, pero eso no impide que el profesor Moriarty amenace a Holmes, diciéndole al detective que abandone su investigación o de lo contrario, se deshará de él.

Holmes, por supuesto, no es un hombre que se deje intimidar fácilmente, y pronto hay tres atentados contra su vida: un carruaje casi lo atropella, un ladrillo casi le cae en la cabeza y un matón intentó asaltarle sin éxito.

Aunque no está asustado como tal, Holmes está ansioso y decide ir al continente mientras el Profesor y su banda son arrestados. Esta es la razón por la que Holmes ha visitado a Watson, ya que el detective se pregunta si el doctor le acompañará, partiendo al día siguiente.

A pesar del peligro que conllevaría tal viaje, Watson acepta de buen grado, y con su mujer fuera, Watson se encarga de que su vecino se ocupe de su consulta. A continuación, Holmes da instrucciones sobre cómo debe ir Watson a la estación Victoria por la mañana, y luego el detective parte subrepticiamente por encima del muro del jardín.

El viaje de Watson a la estación Victoria no es sencillo e implica el cambio de taxis en el camino. Sin que Watson lo sepa, el segundo cochero es en realidad Mycroft Holmes disfrazado.

Finalmente, Watson llega a la estación de Victoria, pero se siente un poco perturbado al ver que el propio Holmes no está allí. Sin embargo, en la estación de tren, Watson pasa el tiempo ayudando a un anciano sacerdote italiano y, por supuesto, ese sacerdote resulta ser Holmes disfrazado.

El tren sale de la estación Victoria con Holmes y Watson a bordo, pero parece que su salida llega justo a tiempo, ya que, a pesar de todas sus precauciones, Moriarty aparece en el andén aunque el demasiado tarde para subirse.

Watson cree que la pareja está ahora a salvo, pero Holmes señala que un hombre con los medios de Moriarty podría fácilmente contratar un tren privado que siguiera al de la pareja. Holmes cambia rápidamente sus planes, así que él y Watson se bajan en Canterbury, permitiendo que su equipaje viaje sin ellos.

La pareja se dirige entonces a Newhaven, y luego a Dieppe, seguido de Bruselas y Estrasburgo. Holmes recibe un telegrama en el que se le informa de que la mayor parte de la banda ha sido detenida, pero el propio Moriarty ha escapado a la captura.

Holmes se da cuenta de que ahora corre más peligro que nunca y aconseja a Watson que regrese a Inglaterra. Watson, por supuesto, no va a dejar a su amigo cuando más se le necesita, así que ambos viajan a Suiza.

Durante su estancia en Meiringen, la pareja decide visitar las famosas cataratas de Reichenbach, una de las grandes maravillas naturales del continente, pero mientras suben a las cataratas, aparece un niño suizo con una nota para el doctor Watson. Al parecer, se necesitan los servicios del médico para atender a una inglesa que padece las últimas fases de la tisis; y la mujer no está dispuesta a ver al médico local.

Watson, por supuesto, regresa al hotel, mientras que Holmes sigue adelante; sin embargo, Watson toma la precaución de asegurarse de que el mensajero suizo permanezca al lado del detective.

El viaje de vuelta para Watson es largo, pero en su camino cree vislumbrar a alguien que va en dirección contraria. Cuando Watson llega finalmente al hotel, comprueba que no hay ninguna inglesa enferma; ha sido una treta para que Holmes se quede solo.

Watson se apresura a subir a las cataratas de Reichenbach, pero no hay rastro de Holmes. Sin embargo, Watson hace uso de su entrenamiento e identifica rápidamente dos conjuntos de huellas que se dirigen a las cataratas, pero ninguna regresa. Sin embargo, Watson encuentra una nota dejada debajo de la pitillera de Holmes. En la carta, Holmes explica que ha reconocido la artimaña para atraparlo a solas, pero que está dispuesto a llegar hasta el final si eso significa que el mundo se libra también de Moriarty.

Posteriormente, la policía suiza descubre las pruebas de una lucha final entre Holmes y Moriarty, en la que ambos hombres parecen precipitarse a la muerte en las cataratas de Reichenbach. Sin embargo, la muerte de Moriarty y las pruebas reunidas previamente por Holmes son suficientes para ver el fin de la banda de Moriarty.

Así, el mayor detective se sacrifica para librar al mundo de su mayor criminal.

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Las Memorias de Sherlock Holmes


Tipo: historias cortas

Año: 1892-1893

Número de páginas: 232

Género: misterio, policíaca y criminal

Autor: Arthur Conan Doyle

Cuarta de las novelas de Sherlock Holmes.
- Versión anotada y corregida -

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Fuente:
Owlcation.com
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