Pensar como Sherlock Holmes

Desde su mismo origen, el personaje de Sherlock Holmes ha sido admirado por su impresionante intelecto y su casi antinatural capacidad de resolver hasta el más oscuro misterio. A pesar de ello, él mismo deja claro durante sus aventuras que su intelegencia no es en absoluto portentosa y señala a su propio hermano como alguien intelectualmente superior a sí mismo.

A lo largo de los distintos relatos, tanto Holmes, como en las explicaciones de sus logros, queda claro que su éxito y sus increíbles dotes mentales, son fruto del ejercicio constante y de la pasión por su labor investigadora. Si deseas conocer un poco mejor cómo piensa Sherlock y en qué consiste su método, te invito a que continúes leyendo.


8 estrategias para pensar más como Sherlock Holmes

Sherlock investigando el suelo

Lo más relevante a la hora de entender cómo piensa Holmes es que pasa su vida en una interacción consciente y amplia con el mundo y su realidad. La mente de nuestro detective esta entrenada para conseguir una atención plena sobre el caso al que esté dedicado. Algunos autores han dicho de esta forma de pensar que se consigue mediante la constante lucha por impedir que nuestro hilo de pensamiento se aleje o divague de nuestro principal objetivo.

Holmes (sí, no es más que un personaje literario, pero eso no reduce su utilidad como guía), en lugar de limitarse simplemente a ver, se propone observar constantemente. Para pensar como Sherlock, debemos pasar de la absorción pasiva de datos, hechos y circunstancias, a la consciencia activa. Para entender este concepto mejor, quien mejor ha conseguido explicar y definir la forma de pensar de Holmes ha sido Maria Konnikova, autora de ¿Cómo pensar como Sherlock Holmes?. En esta obra, la autora ruso-estadounidense utiliza muchos ejemplos de los libros de Doyle para dilucidar las formas de ser un observador atento, proporcionando suficiente diálogo para que no necesitemos haber leído las novelas de Doyle en absoluto.

Las 8 estrategias

Pasemos ahora a resumir los conceptos principales defendidos por Konnikova para intentar emular el modo de pensamiento de nuestro querido detective.

  1. Examinar todo con un sano escepticismo. Detente y cuestiona tus propios pensamientos. Al meditar sobre tus propios pensamientos, evitas en lo posible que puedan influir furtivamente en tus decisiones o en tus conclusiones.
  2. Esfuérzate por superar tus prejuicios que todos adquirimos a lo largo de la vida. Con la práctica, podemos superar el cableado automático de nuestro cerebro para ser más objetivos en nuestro pensamiento.
  3. Observa atentamente todas las primeras impresiones. Lo superfluo suele influir en nuestros juicios.
  4. Sé inclusivo. Cuando Holmes examina una nota, no sólo la lee y la mira. También la huele, y eso le proporciona una valiosa información adicional. Intenta obtener toda la información posible de cualquier pista recibida más allá de lo evidente pero sin elucubrar.
  5. Sé más participativo. Los estudios han demostrado que quienes están motivados por su compromiso personal en una situación, son más propensos a hacer el esfuerzo de contrarrestar sus juicios iniciales con el piloto automático puesto. No nos comprometeremos tanto en todo, pero si queremos ser más precisos en nuestro pensamiento, podemos gestionar mejor nuestras mentes errantes.
  6. Dar un paso atrás. El pensamiento imaginativo aumenta cuando nos alejamos de un problema. Cuanto más nos alejamos de nuestra propia perspectiva, más amplio es el panorama que podemos ver.
  7. Sigue formándote. Holmes elige sus aficiones con cuidado. Según Konnikova, cada una de ellas está destinada a facilitar el pensamiento. Encontró a su compañero, el Dr. Watson, como estimulante de su propio genio. Y a no ser que necesitase el dinero, sólo aceptaba casos que suponían un reto para su ingenio. Hay que recordar que el propio detective se consideraba un completo ignorante sobre todo aquello que no estuviese relacionado directamente con su trabajo (excepto en lo relativo a la música).
  8. Lleva un diario. El exceso de confianza -creer que ya conoces la causa de algún problema- puede impedirte observar con atención. Anota todo y luego busca patrones, sin sacar conclusiones precipitadas.

Como puedes ver no es nada que no puedas conseguir. El verdadero problema y lo verdaderamente difícil, es contar con la disciplina de ejercitar un tren de pensamiento como este de manera continua y evitar descarrilarnos.

Método Deductivo de Sherlock Holmes

Desde las historias originales de Arthur Conan Doyle hasta sus innumerables incursiones en televisión, siempre ha sido elogiado por su "capacidad de deducción". Pero, ¿es eso lo que realmente hace?

Visualicemos a Sherlock - un brillante y obsesivo-compulsivo amante de los rompecabezas - husmeando en la escena de un crimen, recopilando la información a su alcance. Observa infinidad de detalles sobre la escena y la víctima (muchos de los cuales la policía parece haber pasado por alto) y luego, a partir de esa información, llega a una conclusión que no es necesariamente cierta, pero que es probable al estar basada en la información disponible.

Entonces, ¿por qué se le conoce como un maestro de la deducción? El razonamiento deductivo también se conoce como lógica "de arriba hacia abajo", donde el razonador comienza con una premisa aceptada y busca probar otra declaración basada en información previamente "conocida".

Un ejemplo de esto podría ser: Sherlock entra en una habitación húmeda con la premisa de que ha habido una serie de asesinatos en la zona, por lo que es probable que la mujer que yace en el suelo sea otra víctima de ese mismo depredador. Luego reúne información -sangre, manchas de nicotina, ceniza en una esquina, un fragmento de vidrio- y estrecha el alcance de esa información disponible hasta que su premisa es la única conclusión lógica que queda.

Este es el tipo de lógica que, de hecho, muchos de los policías en las historias de Sherlock Holmes (y nuestro mundo moderno) utilizan; tienen un sospechoso en mente basado en información previamente disponible que no está necesariamente relacionada con el caso, y luego buscan evidencia para probar la culpabilidad de ese sospechoso. Con el tiempo se ha demostrado que es una herramienta útil en la resolución de delitos y en la aplicación de la ley, pero la verdad es que este no parece ser el método Sherlock.

El razonamiento inductivo, sin embargo, permite a nuestro sabueso extrapolar de la información observada para llegar a conclusiones sobre eventos que no han sido observados. Aquí vemos al intrépido detective entrando a la escena como una pizarra en blanco; no tiene ideas preconcebidas sobre lo que pudo haber sucedido.

Tal vez la mujer del suelo murió por causas naturales, tal vez fue asesinada, tal vez cayó por el techo desde un avión volando miles de kilómetros por encima. Simplemente no lo sabe, así que mira. Hay cenizas de su cigarrillo, así que no pudo haber caído de una gran altura. Está el vidrio de una ventana rota, pero puede que ya estuviera roto cuando ella llegó, o puede que se haya roto en una pelea. ¿Tiene laceraciones? ¿Está su vestido húmedo por la reciente lluvia o seco?

Continúa recopilando información hasta que llega a una conclusión - que todavía puede ser incorrecta. Y sin embargo, obtendrá más información hasta que esté bastante seguro de que ha llegado a la conclusión correcta.

Ahora bien, técnicamente, las historias de Doyle utilizan tanto el razonamiento inductivo como el deductivo, pero yo diría que la habilidad que hace famoso al personaje de Sherlock Holmes (y lo diferencia del inspector de detectives) es su habilidad para usar el razonamiento inductivo. Eso, y su extenso catálogo de sucesos que le permite dar saltos con su razonamiento inductivo que otros podrían no ser capaces de concebir.

¿Cómo puede entonces nuestro detective referirse a su método como deductivo? Probablemente se deba a la interpretación de su biógrafo el doctor Watson, o simplemente se deba al desconocimiento de Doyle. Sin más pruebas, el mundo tal vez nunca lo sepa. No inductivamente, al menos.